La profesora Mari Daporta añade un nuevo engendro a nuestra colección. Es curioso comprobar el tratamiento que se da en un mismo texto a las palabras mayúsculas que tienen que llevar tilde según las normas generales de acentuación. En unos casos figuran con ella: colchón, salón, sofás, línea, válida; mientras que en otros no la reciben: *adiós (debe llevar tilde porque es aguda y termina en -s: adiós), *fabrica (debe llevar tilde por ser esdrújula: fábrica) y *latex (debe llevar tilde por ser llana terminada en consonante que no es ni «n» ni «s»: látex).
Pero si nos fijamos en las palabras escritas en minúscula comprobaremos que los atentados contra las normas de ortografía son aún mayores:
a) *Figense: deben escribirse con «j» las formas verbales de aquellos verbos cuyo infinitivo termine en -jar; además, las formas verbales con pronombre enclítico llevan tilde o no de acuerdo con las normas generales de acentuación. Como esta palabra es esdrújula, la forma correcta de escribirla sería: fíjense.
b) *Que: los pronombres interrogativos indirectos tienen que llevar tilde diacrítica. Por lo tanto, la forma correcta de escribir esta palabra sería: qué.
c) *Ah!: en castellano es obligatorio colocar en los enunciados exclamativos los dos signos de exclamación, no debe suprimirse el signo de apertura a imitación de lo que ocurre en otras lenguas (gallego). Por lo tanto, la forma correcta de escribir este enunciado sería: ¡Ah!
Creemos que el hombre que figura en el folleto y que exclama tres veces «¡Ah!», que tiene los ojos fuera de órbita, que empieza a bizquear, al que se le ponen los pelos de punta y al que se le riza el bigote al estilo de Salvador Dalí; no está sorprendido por los buenos precios que se le ofertan sino que está fuera de sí, como nosotros, a causa de lo que se ha visto obligado a leer.